Está bien tener una opinión, a pesar de no tener un útero

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Todos deberíamos tener una opinión. Todos deberíamos preocuparnos, e invertir en los seres más pequeñitos de nuestra sociedad.

Fue en el episodio ‘El del Armario Secreto’ que la formidable Rachel Green entregó la icónica e histórica frase de la comedia F.R.I.E.N.D.S.: “Okey. ¿No útero? NO OPINIÓN.

En reacción al rechazo del futuro padre, Ross Geller, de los dolores de las contracciones de Braxton-hicks, la broma contundente adoptó una posición humorística para todas las mujeres que han soportado los dolores del embarazo y el parto sin el debido reconocimiento de sus compañeros y amigos masculinos. Y tenía toda la razón. Las madres merecen medallas por sus esfuerzos físicos, mentales y emocionales antes, durante y después del nacimiento para criar a la próxima generación en nuestro planeta.

Adelante conmigo una o dos décadas. Alabama se convirtió en el quinto estado en promulgar un proyecto de ley contra el aborto bajo una reciente ola legislativa provida. Cola de histeria en ambos lados del debate sobre el aborto. En poco tiempo, Twitter se convirtió en un hervidero. A través de los duros y dolorosos golpes infligidos por y a las mujeres de ambos lados de la guerra cultural, surgió una pregunta nueva, aunque antigua: ¿cómo debería preentarse el feminismo ante una prueba que resulta ser positiva y ante la silla de un abortista?

Muchos en la izquierda se apoderaron del hecho de que los 25 senadores que dieron vida al proyecto de ley eran hombres. Una imagen compartida de sus fotos policiales sacó a relucir la tendencia “#NoUterusNoOpinion” en Twitter, arrancada del contexto de maternidad de Rachel Green y aplicada a una situación totalmente opuesta. La referencia fue impulsada por celebridades como Lady Gaga, y entregada por las masas como un grito de guerra de progresividad y “elección”. Pero, fácilmente se pasa por alto el hecho de que la jefa de estos 25 senadores, una mujer inteligente, independiente y pensante con agencia y su propia capacidad de razonamiento, firmó y certificó ese proyecto de ley. Creía en la vida. Ella creía que todos los niños, ya fuera un bebé anhelado y querido de clase media; o un ser inocente concebido en las circunstancias más difíciles y violentas, merecía la oportunidad de sobrevivir, prosperar y dejar su huella en el mundo.

Me encantaría escribir que la agencia de la gobernadora Ivey, de Alabama, simplemente fue olvidada por los informes de los medios pro aborto. Pero la verdad es que fue tratada de una forma significativamente más brutal. Sucedió un inconveniente para la narrativa pro aborto de la “opresión sexista”, pues se puso a circular una caricatura simulando el aborto de la gobernadora, dibujo que fue encargado por el millonario blanco Jim Carey, con el aplauso brillante de casi 90,000 retweets. ¿Feminismo? ¿Qué tú crees?

El problema con #NoUterusNoOpinion es que en realidad es la declaración que menos empodera a la mujer que puede existir. En primer lugar, separa al padre de preocuparse por el bienestar de la madre, sin opinión sobre su salud, sin opinión sobre su bienestar. Esto podría facilitar a los hombres que apoyen un aborto para servir a sus propios intereses, a pesar de que se ha demostrado que el procedimiento tiene efectos mentales, físicos y emocionales adversos en la mujer involucrada.

En segundo lugar, la frase corta la conexión que los hombres tienen con el bebé de quien deben asumir responsabilidad. Fue el querido demócrata Barack Obama quien dijo una vez: “Todo padre tiene la obligación fundamental de hacer lo correcto con sus hijos”. En los Estados Unidos, los niños sin padre tienen el doble de probabilidades de abandonar la escuela secundaria; con un riesgo cuatro veces mayor de pobreza y las chicas siete veces más probabilidades de quedar embarazada en la adolescencia. Si más hombres se preocuparan profundamente por los niños que tienen; si se les inclulcara que su opinión CUENTA en términos de criar a sus hijos e hijas para que sean buenos, amables y verdaderos; entonces seguramente nuestra sociedad sufriría una revolución más positiva de lo que podríamos imaginar.

Cuando se aplica en este contexto, entonces, “#NoUterusNoOpinion” es un feminismo falso y endeble. Promueve un mundo en el que los hombres no son responsables de los niños que crean, y en el que no se respeta la base misma de la vida y la dignidad humanas. No sirve a las mujeres y las deja gimiendo bajo el peso de una responsabilidad que fue diseñada para ser compartida. Todos deberíamos tener una opinión. Todos deberíamos preocuparnos, e invertir en los seres más pequeñitos de nuestra sociedad, así como en las mujeres que los alimentan durante el embarazo. ¿No sería grandioso el mundo si no hubiera necesidad de abortar, porque todos los padres, como Ross, dijeran “estaré allí para ti”?

Artículo traducido, cortesía de la fuente original:

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