Generación Hoy e Ideología de Género
Las mejores intenciones, ejemplos y verdades han sido desarrolladas por grandes líderes a través de la historia – de la edad media, moderna y contemporánea – los cuales podemos llamar líderes auténticos. Tenemos el ejemplo de Mahatma Gandhi, quien enseñó y practicó en la India los principios fundamentales para la paz y el respeto a la libertad de los hombres y mujeres, logrando independizar a su país; de Martin Luther King, quien tiene el mérito de ser el referente hacia el camino por el respeto a la diversidad racial en los Estados Unidos; de Martin Lutero, quien desde Alemania cambió el paradigma religioso de la época, dejando atrás ciertos aspectos doctrinales y concertando principios sustentados en la Biblia; de Madre Teresa de Calcuta, quien desde la ciudad de Calcuta en la India, también dedicó su vida para ayudar y hacer de este mundo uno mejor, en favor de los seres humanos más necesitados. Así sucesivamente, podemos mencionar grandes personalidades que sirvieron a muchos e incluso perdieron sus vidas en defensa de los mejores intereses de la humanidad.
Temas como el hambre, la educación, la inclusión social, la vida y, sobre todo, el pensamiento que nos cohesiona como sociedad por el bien colectivo, no han podido ser resueltos en la mayoría de los países y sociedades en las cuales vivimos e interactuamos. Es preciso decir que la inversión de capital en la revolución material y tecnológica hasta el momento pareciera ha sido exitosa. Pero no podemos decir lo mismo cuando ponemos en contraste la evolución del pensamiento colectivo de hoy en día.
Actualmente vemos que las celebridades y personalidades de mayor influencia se cubren de vestimentas llamativas, posturas egocentristas y lujos muy notables, frente a una sociedad que, corresponsable de su limitado desarrollo, demanda para sí ese mismo estilo de vida. De esta manera, legitiman la influencia de esos personajes y siguen sus directrices sobre códeben vivir y debe pensar. Esto contrasta en gran manera con aquellos que sí son líderes auténticos, que incluso perdieron sus bienes y hasta sus vidas en el desarrollo de las mejores causas. Pareciera ser que la legitimación para ser considerado en un líder o ser un referente de éxito depende de los bienes que éste posee y no de lo que sacrifica. Sin embargo, la verdad es que un liderazgo auténtico es concebido a base de sacrificar y no de ganar, tal y como lo hicieron los hombres y mujeres que mejoraron nuestro mundo; tal y como lo hizo un Hombre que dividió el tiempo en el antes y el después, clavado en un madero y que resucitó al tercer día.
La propuesta de la ideología de género es un tema que ha calado en el pensamiento colectivo contemporáneo y ha producido nuevos “derechos”, manifestaciones y muchos debates. Una herramienta utilizada para explicar esta ideología es el uso de definiciones de elegante estructuración, que describen una realidad indeterminada o subjetiva. De esta manera buscan establecer una nueva “verdad”, e imponerla como cierta y objetiva, sobre lo que conocemos como género.
En perspectiva de lo anteriormente descrito y para entrar en el desarrollo del marco lógico de nuestras ideas, afirmamos que hay una notable discrepancia entre el principio tácito que manifiesta nuestra naturaleza y lo que la mencionada ideología quiere conceptualizar como naturaleza. Es decir, lo que reclama la propuesta de la ideología de género tiene como señuelo la “no-discriminación”, lo cual afirmamos debe ser un derecho y un deber en todas las sociedades. Pero esto no puede ser una excusa para legalizar una concepción abstracta sobre el género de las personas, totalmente independiente de su composición o estructuración biológica y natural, expresada a través de la misma existencia material.
La postura de la ideología mencionada, decimos no tiene fundamento porque no toma en cuenta las pruebas verificables y objetivas sobre el género de las personas, que debe de ser coherente con el sexo biológico. Esta postura reclama “inclusión” partiendo de la conceptualización de ideas abstractas, y estamos de acuerdo en que puedan ser discutidas y expresadas sin censura, pero no en que sean incluidas dentro de un marco legal como realidades objetivas, porque no lo son. Consideramos que esto no se corresponde a un tópico de discriminación sino a un tópico sobre la realidad de las cosas.
Por esto, afirmamos que parte de la responsabilidad que todos debemos asumir es tomar como buenas y válidas sólo las ideas que sean verificables en cuestiones de pensamiento objetivo – como en el caso del género y su distinción – no dando paso a intereses que bien pueden parecer colectivos, pero que su trasfondo es individualista, y que además busca espacios de poder político a través del cambio en la percepción de las nobles multitudes.
La identidad del género es concebida biológicamente, de manera que dicha expresión de la naturaleza se desarrolla en nuestro intelecto a través de lo que podemos comprobar, dando como resultado la clasificación del hombre y la mujer, sin entrar en el marco de las preferencias sexuales. Por tanto, una concepción al respecto tan abstracta como lo es la percepción de determinado grupo, sea éste mayoría o minoría, no puede o no debe invalidar en términos objetivos y legales la realidad de las cosas.
Por eso, el derecho y la inclusión de quienes optan por defender la percepción denominada “ideología de género”, no radica en validar o legalizar una distorsión de la realidad objetiva y comprobable. Más bien, radica en contar con la misma oportunidad de participación e igual responsabilidad de aceptar la justicia y la verdad, en cuanto a cualquier interés particular o agenda colectiva. Esto, sin importar sus creencias o aspecto físico, en el marco del respeto a la diversidad de opiniones.
En el marco jurídico de un país o nación, validar la estructuración de ideas subjetivas que refutan hechos que han sido comprobados no puede ser considerada una lucha por causas justas. Más bien, se asemeja más a una sistematización autoritaria e ilógica que promueve una notable vulneración del desenvolvimiento discrecional de cada individuo y su derecho a la libre expresión y libre pensamiento.
Partiendo de esa premisa, podríamos inferir que en un país que legalice un marco jurídico que da cabida a lo que propone la ideología de género, toda investigación que arroje datos sustentados a través de la ciencia y tenga una teoría definida, podría ser descalificada a pesar de tener base científica. Los autores de tal investigación podrían incluso ser penalizados con privación de libertad y transgresión al patrimonio, por el hecho de que un grupo determinado tiene una idea abstracta y contraria a la realidad, sobre un hecho ya comprobado.
Por tanto, entendemos que, aunque es un derecho pensar distinto, la idea de que es un derecho el poder cambiar el «género» de las personas basados en conceptos no verificables, originados de la intuición, las sensaciones y/o emociones de cada individuo, nos coloca en un camino hacia la incertidumbre y la deconstrucción de la naturaleza de las cosas.
Generación hoy es un llamado a nuestros hombres y mujeres a no olvidar, a ser agradecidos y sobre todo, a luchar por derechos que a través de la historia los líderes auténticos impulsaron en beneficio de las mejores causas para la conformación un mundo mejor, donde necesariamente la familia como núcleo de la sociedad se vea fortalecida y protegida.
Eduard Camilo Aybar es Cristiano, Abogado egresado de PUCMM, con maestría en Administración Financiera (APEC). Actualmente se desarrolla como Gerente Legal y socio de una empresa dedicada a la venta y financiamiento de vehículos, voluntario en la Iglesia Piedra Angular Santo Domingo y en Acción Cristiana