4 razones por las que pedimos el retiro del proyecto de “Violencia contra la Mujer” hoy 8 de marzo.
En el contexto del Día Internacional de la Mujer, es un buen momento para analizar ciertas iniciativas que en teoría buscan beneficiar a la mujer, pero que en la práctica hacen justo lo contrario. Este es el caso del Proyecto de Ley Orgánica Integral de Prevención, Atención, Persecución, Sanción y Reparación para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.
Este proyecto no beneficia a la mujer, ni tampoco a la familia ni a la nación. Como ejemplo demostrativo, a continuación, compartimos algunas de las propuestas problemáticas del mismo.
1. Beneficiaría a hombres como si fueran mujeres. A través de la manipulación del lenguaje, este proyecto intenta introducir subrepticiamente una redefinición del concepto mujer. Al incluir como “titulares de derecho” a “todas las mujeres, adolescentes y niñas, independientemente de su orientación sexual y de su género”, están abriendo espacio a que sean beneficiadas también las llamadas “mujeres trans”, que no son más que hombres biológicos que se consideran ser mujeres.
Aunque esto se ha intentado presentar como un avance de nuevos derechos humanos, en la práctica se constituye en un retroceso, ya que afecta grandemente los derechos de la mujer. Esto ya ha sido ampliamente demostrado en los países donde este tipo de políticas se ha puesto en práctica, pues la mujer ha sido desplazada por hombres en competencias deportivas, concursos de belleza, posiciones políticas, puestos empresariales, entre otros
2. Introduciría encubiertamente el aborto. Esta ley establecería la obligación de garantizar y promover los llamados “derechos sexuales y derechos reproductivos” de las mujeres, que no es más que un eufemismo para infiltrar el aborto en las leyes, de manera encubierta. También se introduce subrepticiamente el aborto a través de la prohibición de “la afectación de la autonomía de la mujer para decidir libremente sobre su cuerpo”, así como “la denegación del acceso a métodos de la regulación de la fertilidad, seguros, eficaces y asequibles.”
Pero el aborto viola el primer derecho humano, que es el derecho a la vida, protegido por nuestra Constitución y además induce a las madres a eliminar a sus propios hijos antes de nacer. Esto produce un daño irreparable a la mujer, pues la marca con secuelas emocionales y físicas que permanecen durante toda su vida, que sólo Dios puede sanar.
3. Destruiría la meritocracia y desincentivaría el esfuerzo propio. Esta ley introduce el concepto de la “interseccionalidad”, el cual es una propuesta de carácter ideológica que busca premiar a las personas que ellos clasifican como más “oprimidas”, inculcándoles un sentido de merecimiento y una actitud de reclamo de privilegios, justificados en la supuesta opresión históricamente recibida.
Por ejemplo,el sólo hecho de ser mujer, ya implica para ellos un tipo de opresión, y si a eso se le suma el hecho de ser “mujer trans”, vuelve la mujer es desplazada por el hombre, pues una “mujer trans” se considera más oprimida que una simple mujer. Pero esta ideología hunde y estanca a mujeres y hombres en un amargo victimismo que no les deja crecer ni progresar, al creerse la idea de que deben recibir beneficios no necesariamente merecidos, aunque perjudiquen a quienes, por sus méritos, realmente los merecen.
Es que este concepto de “interseccionalidad” es claramente contrario a la cultura de la meritocracia que viabilizó el desarrollo y prosperidad de la civilización occidental, cuyos fundamentos fueron cristianos. La cosmovisión cristiana reconoce que cada persona ha recibido determinados talentos, unos más y otros menos, pero cada uno tiene igual responsabilidad de esforzarse por usarlos y multiplicarlos al servicio de Dios y del prójimo.
4. Combatiría abiertamente al cristianismo, al matrimonio y a la familia. Este proyecto de ley introduce el concepto de “violencia simbólica” (Art. 12.8), el cual convertiría en delito las enseñanzas bíblicas acerca del matrimonio. Específicamente, la doctrina bíblica de que la mujer fue creada para constituirse en ayuda idónea de su esposo, así como también el concepto de sujeción de la mujer a su marido, quien a su vez debe someterse a Cristo.
La ley penaliza abiertamente todos los “mensajes, valores, íconos, imágenes, publicaciones, promociones, signos e imposiciones sociales, económicas, políticas, culturales o de creencias religiosas que transmiten, reproducen y consolidan relaciones de dominación, exclusión, desigualdad…, que contribuyen a naturalizar y normalizar la subordinación de las mujeres, niñas, adolescentes”. En otras palabras, los pastores y sacerdotes que enseñen lo que la biblia establece acerca del matrimonio y la familia, podrían ser apresados.
En fin, este proyecto intenta borrar la identidad real de la mujer, creada con igual valor que el hombre, pero con diferencias indiscutibles. Hombre y mujer son personas distintas, complementarias, imprescindibles y destinadas al apoyo y crecimiento recíproco. Por eso, el intentar imponer un igualitarismo entre ellos se constituye en injusticia y en violencia. La diversidad entre hombre y mujer es la diversidad que más debe ser protegida y promovida, pero paradójicamente es la que hoy se intenta eliminar, en nombre de una falsa igualdad.
Estas son sólo algunas observaciones sobre las maneras en que este proyecto de ley afectaría directamente a la mujer, pero esta ley contiene otras múltiples amenazas a la mujer, a la familia y la soberanía nacional. Es por esto, que el Grupo Acción Cristiana se hace eco de los reclamos y solicitudes de la sociedad dominicana dirigidas al presidente de la República, en relación a la necesidad de que dicho proyecto sea retirado de manera definitiva del Senado.
Foto cortesía de THIS IS ZUN: pexels .com