Quisiéramos estar celebrando el Código provida, pero…

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...hoy no podemos celebrarlo como deberíamos, ya que tenemos una gran preocupación.

Aunque nos alegramos de que el Senado haya aprobado un proyecto de Código Penal que protege la vida de los no nacidos, hoy no podemos celebrarlo como deberíamos, ya que tenemos la gran preocupación de que fue incluida la discriminación por “orientación sexual”. Esto es una terrible amenaza contra la familia dominicana, contra las libertades ciudadanas, contra la salud integral de nuestros niños, adolescentes y contra el futuro de la nación dominicana.

No podemos ignorar ni hacernos partícipes de algo como esto, pues ya conocemos hacia dónde lleva. Denunciamos que la inclusión de esa categoría NO se trata de evitar la discriminación contra una minoría, sino de abrir las puertas a la coerción contra la mayoría; y, sobre todo, de dar la formal entrada a la institucionalización de la ideología de género en la nación.

Como fue denunciado en su momento, la inclusión de esa categoría es subjetiva y de alto trasfondo ideológico, pero no es casual, sino que fue impuesta desde fuera y desde arriba. Por consenso, la comisión bicameral sabiamente había excluido esta categoría del código, pero desafortunadamente fue introducida en el código subrepticiamente, como resultado de una orden que fue impuesta sobre los miembros de la comisión.

¿Es esto soberanía nacional? ¿Es esto independencia de poderes?

Es repetido ver cómo la introducción de este tipo de terminología en las leyes es el primer paso en la estrategia utilizada por los promotores de la ideología de género para imponerla en las naciones. Una vez logrado esto, asumen que tienen el derecho legal para proceder a dar los siguientes pasos:

  1. Introducir programas obligatorios de “educación sexual” para niños y adolescentes, que en realidad se tratan de inducción sexual a temprana edad y promoción de la agenda LGBT desde la primera infancia. Si logran convertir la supuesta “discriminación por orientación sexual” en delito, la primera acción que procurarán llevar a cabo será adoctrinar a los niños para que aprendan a “no discriminar” a los LGBT, y de paso, para que puedan decidir si ellos mismos se identifican como LGBT. Después de todo, las mentes limpias e inocentes son las más fáciles de moldear.
  2. Como consecuencia natural, los padres conscientes que se den cuenta a tiempo, se opondrán a este adoctrinamiento obligatorio, pues sabrán que sus hijos pueden ser fácilmente confundidos por estas enseñanzas torcidas impartidas por sus autoridades escolares.
  3. Los padres que se opongan al adoctrinamiento de sus hijos en la escuela correrán el riesgo de ser acusados de apoyar la discriminación, de oponerse a la “educación sexual” de sus hijos, y hasta podrían llegar a perder la tutela de ellos.
  4. Aquellos padres que decidan combatir estas enseñanzas a través de la formación de sus hijos en el hogar, instruyéndolos con información diferente a lo que enseña la escuela, correrán el riesgo de que se cree un campo de batalla dentro de su propio hogar; sus niños enfrentarán el conflicto de tener que elegir entre enseñanzas contrapuestas, con el agravante de que todos los medios de comunicación, Netflix, películas, YouTube, etc., consistentemente inyectan contenidos ideologizados a los niños desde pequeñitos.
  5. La supuesta “no discriminación por orientación sexual” coartaría la libertad de expresión, de modo que podría ser perseguida legalmente cualquier persona que exprese verdades como que sólo existen dos sexos, masculino y femenino; o que el matrimonio, por definición, es sólo entre un hombre y una mujer. También coartaría la libertad de empresa, pues estos grupos suelen utilizar estas leyes como arma contra éstas.
  6. La familia dominicana enfrentaría grandes riesgos, pues otra de las secuelas es la búsqueda de imponer por ley de las uniones entre personas del mismo sexo, falazmente alegando que el no hacerlo sería discriminación.
  7. Otro gran golpe contra la familia sería el intento de penalizar la ayuda y orientación a personas que enfrentan confusiones relativas a su identidad sexual, incluso a los padres que intenten orientar a sus hijos sobre su identidad sexual y a los médicos, consejeros, pastores y sicólogos que deseen hacerlo en su práctica profesional o ministerial.

Reiteramos: quisiéramos estar celebrando la protección de la vida en el Código Penal. Pero nos es imposible obviar que, si el Código aprobado por el Senado fuese aprobado tal cual, por los diputados, todas las libertades que tenemos ahora y que por años hemos disfrutado en nuestra hermosa nación dominicana – libertad de conciencia, libertad religiosa, libertad de empresa, libertad de expresión – enfrentarían grandes riesgos.

República Dominicana no discrimina, pero tampoco acepta manipulaciones de la verdad ni imposiciones foráneas que no harían más que coartar las libertades de ciudadanos que aman a su familia y a su nación, y simplemente desean vivir conforme a sus valores y principios.

“Y no participéis en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien, desenmascaradlas”. Efesios 5:11

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