Investigación confirma que el aborto NO salva vidas de mujeres

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Estudio hecho por investigador de Oxford desmiente que el aborto salve vidas.

Regularmente los promotores del aborto alegan que es necesario legalizar el aborto para salvar vidas de las madres, que supuestamente corren peligro debido a los abortos clandestinos. Sin embargo, un estudio reciente conducido por un investigador británico de la universidad de Oxford, el Dr. Calum Miller, revela que este alegato no se corresponde con la realidad.

El estudio: “Legalización del Aborto y Mortalidad Materna en Etiopía” se publicó recientemente en la revista Ethiopian Medical Journal. El mismo revela que las muertes de mujeres por aborto en Etiopía ya venían en un proceso de disminución desde antes de que el aborto fuera legalizado, y luego de que el país legalizó el aborto en el 2005, no se desencadenó ninguna reducción significativa de las muertes de mujeres causadas por aborto. Según expresó el investigador y doctor, Calum Miller: “En lugar de ser una bala de plata para reducir las muertes por aborto, la legalización del aborto ha dado lugar a un gran aumento del número de abortos, sin ninguna disminución apreciable de la mortalidad por aborto o de la mortalidad materna”.

La investigación cita unas 73 fuentes que fueron estudiadas para llegar a estas conclusiones, analizando datos de antes y de después de la legalización del aborto en Etiopía, ocurrida en 2005. Se evidenció que esta legalización no tuvo ningún impacto positivo, pues: “no hizo nada para prevenir la morbilidad y la mortalidad del aborto ilegal – en realidad empeoró el problema”. De acuerdo al estudio, desde antes del 2005 las muertes por aborto ya venían en disminución, y las muertes maternas causadas por aborto se mantuvieron más o menos igual en los diez años posteriores a ese año.

El estudio citó también otras investigaciones con hallazgos similares a este, que concluyen que: “si la legalización del aborto tuviera un impacto significativo en la mortalidad, se esperaría una disminución desproporcionada de las muertes por aborto”; sin embargo, los datos no muestran tal disminución. Por el contrario, el estudio analizó investigaciones realizadas en otros países, como Holanda y Ruanda, y sus resultados mostraron justamente lo inverso: un aumento proporcional en las muertes por aborto, luego de su legalización. Así mismo, otras evidencias mostraron que las muertes por aborto y las muertes maternas en general disminuyeron en países donde el aborto fue prohibido, como los casos de Polonia y de Chile. Es notorio que en ambos países donde el aborto fue prohibido, tienen las menores tasas de mortalidad materna del mundo.

Un modelo similar se repitió cuando se comparó a Etiopía con otros países de África donde el aborto sí es penalizado, pues la evidencia mostró que allí donde el aborto está penalizado la proporción de muertes maternas por aborto es similar, o incluso mayor, a la de Etiopía, donde el aborto es legal. Estos datos refutan el pretexto que comúnmente utilizan los activistas proaborto, cuando alegan que la penalización del aborto no impide la realización de abortos, sino que sólo detiene los “abortos seguros”.

Por otro lado, el Instituto Guttmacher, el cual está a favor del aborto, realizó un estudio que evidenció un aumento significativo tanto del número de abortos como de la tasa de abortos en Etiopía, ambos después de la legalización del aborto en dicho país. De la misma manera, se constató que la cantidad de complicaciones ligadas al aborto se multiplicó por dos, después de que el mismo fue legalizado.

En resumen, recientes estudios científicos indican que el usual alegato de que la legalización del aborto “salva la vida de la madre” es una falacia, pues la evidencia lo que muestra es todo lo contrario.

La realidad es que con la despenalización y/o legalización del aborto lo que se busca es facilitar, legitimar y promover la provocación intencional de la muerte a bebés no nacidos, que se encuentran bajo la protección natural del vientre de su madre. El aborto es un proceso muy invasivo que expone al bebé a un 100% de riesgo de muerte, a la vez que acrecienta los riesgos de salud de las madres, con relación a los riesgos que enfrentaría en un parto.

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